Hace unos días hemos vivido el triunfo de Barack Obama en su segundo y último mandato como presidente de los Estados Unidos. A pesar de que los índices de popularidad no eran muy favorecedores, la sociedad norteamericana ha vuelto a confiar en él, y Obama ha respondido con un nuevo impulso de esperanza y la recuperación del personaje seguro, fuerte y optimista que llegó a la Casa Blanca hace cuatro años.

Obama entró en la Casa Blanca de una forma totalmente acorde a los tiempos en los que vivimos, potenciando su imagen y sirviéndose de Internet y las redes sociales. Durante la campaña electoral de Obama en 2008 vimos la creación de un candidato perfecto, con carácter, credibilidad, honradez, liderazgo y carisma. Para sus discursos, Obama se inspiró en los de Lincoln, Roosevelt y Kennedy, apelando a los ideales profundamente americanos.

Sobre esto leí hace algún tiempo en el libro  “La sonrisa americana” de Xavier Mas de Xaxá, un ensayo sobre la forma de vida estadounidense y los grandes ideales que rigen su imperio.

En el libro se repasa la historia política de EEUU y el papel que han jugado algunos presidentes representando esos valores e intentando transmitirlos a la nación.

En el caso de Obama, ha logrado despertar a unos ciudadanos pasivos que eran conscientes del cinismo de la clase política pero que eran incapaces de salir de esa letanía.

España no ha tenido un Lincoln  ni tiene un Obama

España no ha tenido un Lincoln ni tiene un Obama. En España, no hay lugar para la esperanza y como dice Más de Xaxás en su libro, “la voluntad popular está en casa, dándoles la espalda a los políticos, viendo un partido de fútbol por la tele y pasando de todo porque sabe que la política está a merced de los bancos de favores”.

En Estados Unidos el sistema está dominado por el capital, el marketing y las estrategias profesionales del poder.  Esas estrategias son, precisamente, las que utilizó Obama al convertirse en el héroe y candidato perfecto hace 4 años con frases como aquella de “Estamos aquí hoy porque hemos elegido la esperanza frente al miedo”.

Estos días la frase que ha dado la vuelta al mundo ha sido “Lo mejor está por llegar”, una llamada al optimismo, pero también a la paciencia de millones de personas que durante los próximos años quieren ver algo más que un deseo y una perfilada sonrisa afroamericana.